viernes, 6 de enero de 2012

Quizá...



Quizá fue el olor de la nostalgia incrustando mis recuerdos,
quizá fue la carcoma de las esperanzas del ayer acariciadas por el aire de lo posible,
quizá fue por la maldición de un futuro desangrado y preso en manos de los rehenes del pasado.

Quizá fueron las argollas del tiempo oprimiendo sus sueños,
quizá fueron las cadenas engarzadas en lo remoto forzadas por el intento de llegar al cielo.

Fueron días quemados por el astro del amanecer,
días consumidos por el reloj de los atardeceres sin pausa,
proscritos por los hilos encallados en el muelle de la melancolía.

Fueron noches acunadas por el dolor de no creer;
noches ciegas de amaneceres sin salida,
caducadas por la brisa abrasiva del puerto que lleva por destino la utopía.

Quizá es la arena cayendo sobre el devenir de las horas,
o quizá las instantáneas teñidas de sepia, de blanco y negro o de color.

Quizá sea lo que piensas,
o quizá sea otra cosa.

Quizá seré lo que tú quieras que sea,
o quizá, simplemente, sea un poema anclado en los delirios de la soledad.
Anclado, en el olor de la nostalgia.

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